Skopie, Macedonia del Norte- Los perjuicios son los filtros que tenemos para identificar, a primera vista, lo que nos gustan. El problema, como todo pecado humano, radica en la adicción que te trasforma en un prejuicios crónico. Ningún médico se animó a recetar la solución y la televisión alimenta con sus mensajes constantes esta droga maldita que no te deja tener empatía.
Y, bajo esta premisa, arranque el viaje y abandonando los cánones de la Unión Europa empecé a construir mi hipótesis. Cuando habíamos trazado el viaje, con desinformación y entusiasmo, teníamos un objetivo claro: los Balcanes. Y aquí estamos, dándole la bienvenida al último país del mundo en cambiar su nombre, de Macedonia a Macedonia del Norte.
Cambio de DNI
Durante largos años, Grecia reclamó que el nombre de “Macedonia” no era válido para su vecino país del norte. El argumento radicaba en que la zona del norte griego también de llama Macedonia. Mediante presiones políticas, el país Macedonia decidió cambiar su nombre el 14 de febrero del 2019 para seguir intentando entrar a la Unión Europea.
Pero la pelea con Grecia no se reduce a un solo encuentro. La disputa del nombre y de la identidad de Alejandro Magno prevalecieron. En la antigüedad, también era llamado Alejandro de Macedonia, pero jamás se especificó en qué zona había nacido. Es por esto que como forma de apropiación nacional en el centro de la ciudad capital de Macedonia del Norte aparece Alejandro en su gran caballo, tapando el cielo y obligando a los turistas hacer peripecias para que entre todo el monumento en una foto. Esa es una señal de patria, en la que no creo que estén dispuesto a ceder.
Monumental
El centro de la ciudad capital tiene grandes construcciones de cemento y un río que atraviesa. Puentes a lo largo del río que conecta un centro dividido. De ambos lados, grandes monumentos de luchadores romanos, luces que resaltan la magnitud de la obra cuando el sol desaparece y edificios construyéndose a alta velocidad con estilo que juega entre el modernismo y la historia.
Pero, lo que más sorprendente es que en una pequeña baldosa se resume una gran historia y tal vez, es una forma que representa su vida. Luchó, construyó, murió, pero no sé olvido. En el lugar en donde nació María Teresa Calcuta hay una pequeña mención en el suelo, que se deja pisar y mirar, que no alardea como los grandes luchadores, pero es una representación de la cultura del embalse que nos explico Eduardo Galeano. Hay algunos que le seguirán importando más el casamiento que el amor, más el velorio que el muerto, más la inmensidad monumento que la construcción de una sociedad más justa.