Este es un diario de viaje que se fue escribiendo durante los 33 días que duró mi experiencia mundialista, que recoge la historia de Rusia, la vida en sí y la noticia de la Copa del Mundo


Día 20: Moscú

“Hola mamá”, suele decir Gabriel Jesús mientras con su mano simula atender un teléfono como forma de celebrar su gol con la casaca brasilera. Su saludo va destinado a Vera Lucía quien fue el pilar de su familia, y se encargó sola de su crianza. La “Supermamá”.

“Orden y progreso”, es el lema nacional que Brasil porta en su bandera. Pasaron distintos presidentes, de distintos partidos, hasta el golpe institucional de Temer a Dilma, y la frase quedó.

En lo que va del mundial, se cumple el lema con un orden defensivo y buen juego, generando un progreso futbolístico y de resultados que pone a Brasil en los cuartos de final de la Copa del Mundo.

Pero en la política no. En los últimos años, el orden fue roto por la corrupción de Lava Jato y Petrolao, que destituyó (de forma ilegal) al gobierno constitucional y generó en Latinoamérica una lluvia de denuncias que en Argentina no repercutió: Arribas sigue al frente de la AFI cuando fue denunciado como receptor de las coimas del Lava Jato.

Poco orden y progreso en el Gobierno, pero mucho orden y progreso en las casa brasileras que se notó en el campo de juego. Seis de los convocados brasileros son hijos de las “supermamás”, los pilares tan criticados por el tradicionalismo viejo y antiguo, pero tan necesarios en la actualidad.

El menosprecio por la mujer y la obligación de tener su capacidad reducida al hogar, hace que estas seis madres sean ejemplos a seguir por romper con el estigma patriarcal que prima en Sudamérica.

Por las debilidades del alcohol o por otra mujer, los padres dejaron en sus manos la crianza de sus hijos. Pero, ¿al final no eran tan débiles? ¿O poco te importaban tus hijos? Son dos preguntas que le haría a los seis padres brasileros, pero en realidad sería una pregunta que expresaría a todos aquellos que han hecho lo mismo.

Al final, el menosprecio del sistema es una forma de justificación para tapar las debilidades del hombre y bloquear la fortaleza de la mujer, que a pesar de todo, sale para delante.

Si pudiera llamar a la madre de Gabriel Jesús, le diría que la poca esencia que le queda a la frase: “Orden y progreso”, es por ella. Por ella y por las madres que consiguen lo que el sistema le dice que es imposible.