Dentro de las normalidades con las que debemos convivir en Catar , la impunidad del derroche me duele. No solo se ve en la comida, que piden muchos platos y dejan al menos un cuarto, sino que lo que no entiendo es el (ab)uso de los aires acondicionados.

No solo en Argentina el aire 24/7 es cuestión de millonarios, sino que (por ejemplo) en España dejarlo prendido siempre valió más que vender algún órgano y ahora sería casi ilegal por la crisis energética que sacude a Europa. Pero, ¿es tan degenerado el uso de aire acá? Definitivamente, sí.

Hay que tener en cuenta que en verano las temperaturas son extremadamente altas (podría llegar a los 50 grados), pero los tienen 24 horas prendidos en pasillos de los edificios, terrazas y paradas de colectivos. Ni hablar dentro de las casas, incluso ahora que hay momentos del día que las temperaturas son agradables.

Más allá del horario, llama la atención la cantidad. En un departamento promedio tienen un aire en cada habitación, dos en el living (15 metros cuadrados) y otro más en la cocina. Además de los tres que tienen en el pasillo del piso.

Y, por ejemplo, si vas a tomar un café y te querés sentar afuera, muchos de los lugares ofrecen aire acondicionado en la vereda .Ni hablar en los transportes, que tenés que pedir que lo bajen porque suele estar en 20 grados. Una rossssca. 

Pero, esta idea de la “impunidad catarí” terminó de tomar forma cuando observé aires acondicionados en el lugar más insólito de todos: en un establo. En cada espacio de un par de metros cuadros había UN AIRE ACONDICIONADO para cada caballo.

Lo que me cuesta entender es cómo es posible que en algunos países no debés bajar los 24 grados de un solo acondicionado que tenés en tu casa, cuando acá hay diez a 20 grados las 24 horas. Lo que no tengo dudas es que en cualquier momento caigo en cama, por la diferencia constate de temperatura. Esperemos que esté equivocado.