Segundo Nahuel tiene 76 años y su vecino más cercano está a 15 kilómetros. Cuando tiene una urgencia médica debe caminar 30 kilómetros.

En las áreas rurales donde no hay conectividad, la forma de comunicarse es por Radio Nacional. Los vecinos reciben la información de los turnos médicos, de los fallecimientos, de la pérdida de caballos o chivas, hasta de saludos de cumpleaños por la radio. Es que al no haber red móvil, ni internet, este aparato es la única forma de conexión para todos los crianceros, salvo para Segundo Nahuel que es sordo.

“Por favor, los vecinos de Segundo Nahuel avisarle que tiene turno en la Posta Sanitaria de Ramón Castro Firma, Rubén Sánchez”, se escuchó más de una vez durante este año. Ante ese mensaje, el vecino más cercano debe cabalgar 15 kilómetros por una cortada de tierra, entre arbustos secos y jugando con la ventaja o el obstáculo del viento, dependiendo para qué lado sople.

La forma de vida que tiene este criancero de 76 años es insólita. La casa es de cuatro metros cuadrados. Las paredes están construidas con piedras y barro. El suelo es de tierra y el techo está formado por varias tablas de madera y chapa, que no logran frenar la lluvia.

Adentro, en uno de los rincones hace fuego para cocinar y calentarse en invierno, y el techo en ese vértice no existe. En bolsas guarda retazos de carne y leche en polvo. De noche, se ilumina con unas lámparas caseras hechas con querosén. Tiene un banquito, desde el que digita el fuego y come. Duerme en el suelo, sobre cuatro mantas, pero si llueve tiene que hacerlo sentado. El barro le impide armar la cama, aunque el agua es otra de las cosas que escasea en esa zona.

La forma que tiene de hidratarse, tanto a él como a sus tres caballos, es a partir de un pozo de unos 10 centímetros de diámetro que queda a un kilómetro de su casa. Con una lata oxidada y atada con varios alambres hilvanados, la baja 18 metros hasta una napa subterránea. El movimiento debe ser recto, lento y prolijo porque corre riesgo de cortar el alambre o de perder toda el agua. Este movimiento lo hace al menos 10 veces por día para saciar sus necesidades.

El baño es el campo mismo. La higiene es uno de los mayores problemas que afronta, ya que, además de ser sordo, tiene HPV (virus del papiloma humano) y hace cinco años tiene una sonda en la vejiga. Su médico le repite, una y otra vez, que tenga mucho cuidado porque “se le puede meter cualquier bichito por el caño y le agarra una infección”.

Al menos cinco veces en este 2021 debió caminar 30 kilómetros hasta la posta sanitaria porque se le había tapado la sonda y no podía orinar. Intentó en las primeras veces hacer esa distancia a caballo, pero el galope le generaba “un dolor insoportable”. “Un día salió de su casa a las 11 de la noche y llegó a la mía a las 5 de la mañana”, contó Rubén Sánchez, jefe de la Posta Sanitaria.

Más allá de “alguna de las complicaciones con la sonda”, Segundo Nahuel está bien. Pasa días sin hablar con nadie y su sordera no le permite escuchar el crujir constante del viento. Su día a día, como los crianceros de la zona, se pasa en observar dónde están sus 370 chivas. Hace algunas semanas, “con un viento cruzado”, un grupo de 60 chivas se separó del rebaño y no las puede encontrar.

A partir de ello, empezó “la campaña” para encontrarlas. Se acercó hasta la casa de su vecino a 15 kilómetros y le pidió que, cuando vaya a Ramón Castro, avise a “alguien que vaya a Zapala” y deje el mensaje de que perdió las 60 chivas.

“Para la gente de la zona rural de Ramón Castro, se perdieron 60 chivas. El que la ve por favor avisar a la Comisión de Fomento. Firma Segundo Nahuel”, se escuchó por Radio Nacional, luego de que el mensaje llegue a alguna de las locutoras. Se emitió en los tres boletines diarios:, de las 9, 11:45 y 19 horas.

Nelly López hace 29 años es una de las voces más reconocidas y explicó a LMN: “Los boletines informativos son la carta, el teléfono o el celular del ámbito rural. Con las buenas o malas noticias. Avisamos que va la leña, el forraje o que nació alguien o murió otro”.

Muchas de las familias de los crianceros viven en Zapala u otras localidades, y al no tener otro medio de comunicación, la radio es el nexo. “Para la pandemia también fuimos fundamentales. Imagínate que por este medio explicamos cuáles eran las medidas de seguridad, qué estaba pasando, si podían bajar al pueblo o no. Y ahora, estamos con el tema de vacunación, les avisamos cuándo tienen el turno”, agregó.

La voz de Nelly es reconocida entre los crianceros y su programa “Mateando” es uno de los más renombrados entre las pequeñas casas enclavadas en el Cerro Mesa. “Antes de la pandemia, la gente me invitaba a sus cumpleaños y la gente de acá es hermosa. La gente en el campo está en estado puro”, explicó.

Ella conoce a Segundo Nahuel. No personalmente, pero sí sus problemas y cómo está su familia. Es que ella es la intermediaria entre la información que emite y las que recibe. Sabe que perdió 60 chivas y está expectante a recibir algún mensaje que diga: “Las vi en tal lado”.

Actualmente, esa es la preocupación de Segundo: sus 60 chivas. Es una cantidad de dinero que no puede perder y está hace semanas buscándolas. No sería la primera vez que sufre un robo.

Es que hace tres años, cuatro tipos “gigantes” llegaron hasta su casa. Se lo metieron a la fuerza, lo golpearon y lo ataron. Le dijeron “no te resistas que te hacemos mierda” y le preguntaron: “¿Dónde están las chivas?”. Subieron a 17 chivas en una de las camionetas 4×4 que logró llegar al lugar y le sacaron casi todas las pertenencias. Entre ellas, la única radio.

Esa fue la última que tuvo, ya que para esa época “ya era sordo”. Cuando Segundo intenta hablar, grita y poco se le entiende. Rubén Sanchez ofició de traductor y aprovechó a hacerle una consulta médica. El criancero presentó molestias y el enfermero les dejó una pastillas. “Tomala solo cuando te duela”, le gritó.

Desde su casa, con vista al Cerro Mesa, Segundo llegó a su casa a las 5 de la tarde, sin haber encontrado las chivas. Le dio de comer y tomar a su caballo, y se encerró en su casa, mientras el viento amagaba a dejarlo sin techo. Espera que al otro día pueda encontrarlas y así pasa sus días. Parece que viven en otra época y, como definió Nelly, “vive en otro estado, más puro”.