Mediante la necesidad de encontrar respuestas, planteo algunas preguntas que juegan entre la “ética” periodística, la precarización laboral y el periodismo que se viene: ¿hacia dónde estamos yendo?
En el mundial de rugby Australia 2000, el Diario Olé mandó a un periodista a cubrir el evento. Era un deporte en auge, no tan reconocido y hasta ese momento no vendía tanto. Desde la dirección del diario decidieron mandar solo a una sola persona y le dieron una cámara, para que además de redactar sacara fotos. Pero él era redactor, no fotógrafo y se negó a hacer ambas funciones. No viajó y en su reemplazo fue otro quien sí estaba dispuesto a hacerlo.
La decisión del diario fue una clara precarización laboral, ya que el periódico vendía bien y tenía cartera para enviar a dos personas a Australia, y de no ser así, podría haber ido solo uno y publicar la nota con imágenes de agencia o comprarlas de forma privada. Pero no, quería a una persona que haga ambas funciones.
Dieciocho años después, parece que también otros los grandes medios aplican el mismo mecanismo, invirtiendo en la tecnología móvil para mandar a sus periodista a hacer coberturas. Pero, entonces, ¿esto también es precarización?
La respuesta todavía no la he podido resolver. Lo que está claro es que aquello que realizó Olé sí lo fue, por varias razones. Entre ellas por contar con una cartera para mandar a redactor y un fotógrafo a cubrir el mundial y no lo hizo, y obligó a una persona hacer un doble labor, remunerado por una sola, y haciendo otra gratis sin tener la técnica ni la capacidad, además de quitar y fomentar la pérdida de un puesto de trabajo.
La postura del periodista fue leal y con mucha “ética” para seguir preservando los puestos de trabajo.

Infografía de Diario sobre Diarios en relación a la caída de la venta del diario papel. Publicada el 26/02/2015.
Pero, ¿qué pasa con los que ahora cubren eventos con sus celulares o con las mochilas 5G en vez de ir con el camarógrafo, cumpliendo él la doble función? ¿Son poco éticos? ¿Es el mismo caso? ¿Dónde está el trabajo del fotógrafo o camarógrafo si mandan a una persona con el celular? Y, ¿la calidad del material?
Este texto cuenta con más preguntas que respuesta, pero el objetivo es, tal vez, aclarar el plano y el escenario en que el periodismo está hoy plantado. Los diarios no venden, dan pérdida, pero son los que siguen marcando la agenda, a pesar de ser consumidos por un puñado de la sociedad.
Ocurrió -y sigue ocurriendo- la transformación del diario papel a la web, que causó el despido y retiros en todo el mundo periodístico, atentando a la libertad de expresión. El único medio del que tengo registro que hizo un cambio paulatino y efectivo, sin la necesidad de despedir a su personal, fue el New York Times que pregonó (y pregona) seguir manteniendo a sus suscriptores dándole calidad y no dejándose llevar por la cantidad de click’s. The New York Times tiene casi 2,5 millones de suscriptores. Tal vez ese número y la marca posicionada del diario son los que no le dan margen a los publicistas que la marquen la forma de comunicar como sí sucede en otros medios.
Actualmente, al formato al que apuntan las principales cadenas de Argentina son a las redes sociales, generando una interacción entre el ciudadano y la noticia. Y también es que ahí a donde están las publicidades y desde ahí salen la mayor cantidad de click´s, que son los que te permiten ir a pedir publicidad, que sin ir más lejos son las que financian los medios de comunicación.
En estas plataformas es donde el público joven económicamente activo (aproximadamente entre 18 a 45 años) se encuentra, y donde no solo van las publicidades a buscarlos, sino que también los “famosos”, protagonistas o políticos generan un vínculo directo con el usuario, reemplazando en muchos casos la conferencia por los tweet’s, o una entrevista por una publicación en 140 caracteres.
En este escenario -un poco resumido- se está poniendo en práctica lo que se llama “periodismo mobile”: una forma de hacer periodismo, por periodistas profesionales, desde un celular.
La BBC afirmó que para el año que viene la información correrá en un 75% mediante videos. La velocidad y la creatividad serán factores claves para sumergirse en el mundo del periodismo, ya que -siguiendo y creyendo en la BBC- solo una de cuatro personas leerá esto en el 2019. O no si quiera.
Volviendo al eje central, está necesidad de velocidad en publicar contenidos de vídeos hace que muchos medios tengan la obligación de experimentar y volcarse al “mundo mobile”. La realidad es que hoy la calidad con la que filman las cámaras de algunos celulares son muy altas y se puede transmitir en cualquier noticiero. Sumado a esto, hay muchas aplicaciones que te permiten editar o transmitir en vivo desde el mismo teléfono y muchos accesorios para poder mejorar la calidad y tener un producto tan bueno, o casi mejor, que el de un cámara, ya que el celular ingresa a lugar que la estructura del camarógrafo le es imposible.
Entonces en estos casi 20 años que pasaron, ¿qué cambio? Si ocurre lo mismo que en aquella redacción de Olé, ¿se perdieron valores? ¿Qué hacer si nos mandan a filmar con tu celular?
Desde mi corta experiencia, la ley de la selva que nos proponen los medios de comunicación es perversa. La realidad es que hay que tener un instinto de supervivencia, pero debe ser contra la empresa y no con tu compañero. Y hay que entender que el mundo periodístico está experimentando cómo se hace para volcarse a esta nueva forma de comunicar y lo está poniendo en práctica. Pero es ahí donde están las nuevas ofertas laborales. Y esta no es la primera, ni la ultima vez que va a pasar, pero es una puerta que se abre y hay que aprovecharla.
En relación a los puestos de trabajos que se podrían perder, tradúzcase en camarógrafos, fotógrafos, editores, etc., es un futuro que todavía se encuentra en jaque, pero no han perdido la batalla. No como consuelo, sino como dato histórico: cuando estuvo la inmersión de la TV, se afirmó que la radio desaparecería. No pasó. Y también se puede relacionar con el acercamiento del auto a las clases más bajas, hace algunas décadas, donde se pensó que las bicicletas iban a ser algo de los museos, y tampoco.
En esta encrucijada estamos, con más preguntas que respuestas, intentando mediar entre la “ética” y la supervivencia, y siempre buscando tener trabajo que se hace muy complicado en la Argentina y más en el sector periodístico donde desde diciembre del 2015 se han perdieron unos 3.000 puestos.
Solo son pregunta, intentando describir mi percepción. En algunos casos será poco alentadora, pero hay que recordar que estos cambios generacionales y de formas son la oportunidad y la posibilidad de ingresar al mundo periodístico. Y aún más para los jóvenes que no tiene que dormirse y salir a jugar en la nueva liga profesional que se aproxima.