Este es un diario de viaje que se fue escribiendo durante los 33 días que duró mi experiencia mundialista, que recoge la historia de Rusia, la vida en sí y la noticia de la Copa del Mundo
Día 10: San Petersburgo
Cabalgaba para dar miedo. Lo crearon como leyenda para generar esa sensación con algo tan básico como un jinete en la Edad Media. No tenía cabeza y al pueblo le generaba temor ver a una persona sin su parte más importante y vital, ¿pero por qué nos asusta tanto?
Ayer, en el viaje devuelta a Moscú, volví a escuchar un debate sobre quien tiene más responsabilidad en la derrota de Argentina. Se la pesaban sobre Sampaoli y Caballero, pero también la recayeron sobre los hombros de Messi, “es el mejor y no apareció en la cancha”.
Cuando los resultados no acompañan todo está mal. Todo. Desde la dirigencia, jugadores, televisión, todo. Y cuando los resultados acompañan todo está bien. Todo. Desde la dirigencia, jugadores, televisión, todo.
Este exitismo en el que vivimos nos venda los ojos para no ver la repetición constate de la historia del jinete sin cabeza. Esta historia que da más miedo que aquella leyendo de la mitología alemana porque es verídica. Es real.
Desde que la Asociación del Futbol Argentina perdió su cabeza, llamada Julio Humberto Grondona, empezó a cabalgar repitiendo aquella historia de ficción.
Las individualidades, las finales y la clasificación al mundial fue tapando la realidad e intentó olvidar el papelón de la votación 38-38 cuando solo votaban 75 personas.
Es difícil cabalgar así, pero vamos. No nos dejan ir caminando y nos obligan ir así. Mi confianza está en un jugador que pueda acomodar las riendas momentáneamente, pero esto es una bomba de tiempo, que quiero que explote, pero después del mundial.