El presidente electo de Brasil, Jair Bolsonaro, llegará al poder y cambiará algunas políticas ambientales que ponen en jaque a la selva Amazonas


El domingo pasado, 28 de octubre, ganó las elecciones en Brasil el candidato Jair Bolsonaro, quien además de ser admirador de Donald Trump, amenazó con salir del compromiso con el cambio climático y deslizó la apertura de la Selva Amazónica para una mayor producción e industrialización, que profundizará el daño y marca el camino de las políticas ambientales en Brasil.

Onyx Lorenzoni será el jefe de gabinete de Brasil, cuando Bolsonaro asuma al poder, y dijo al diario The Guardian que “el calentamiento global no es una amenaza” y criticó el trabajo de Greenpeace: “los brasileños controlarán la selva Amazónica, no los europeos”.

A su vez, otro funcionario que será parte del Gobierno, el coronel Joao Chirsóstomo, afirmó que “el medio ambiente no puede detener el desarrollo”. Si bien, estás son solo declaraciones, pone en peligro el avance en contra la contaminación que se está llevando a cabo en las principales potencias del mundo y plantea políticas que contribuyen al peligroso futuro que planteó el último informe de la ONU.

Para tomar en cuenta la dimensión de esta política que se viene, la zona de Rondania, que limita con la Selva Amazonas, ha sufrido una desforestación de un 43% de sus árboles, generando un aumento de la temperatura promedio de dos grados en un plazo de 5 años. A su vez, bajo este mismo tiempo las precipitaciones han disminuido en gran medida y el suelo está árido. La tala de árboles transformó la naturaleza, empeorándola. A eso está yendo Brasil.

El nuevo presidente planteó que saldrá del acuerdo en contra de la contaminación, como también lo hizo el Jefe de Estado de los Estados Unidos. Bolsonaro admira a Donald Trump, y afirmó que, si llegara a ganar las elecciones, como lo hizo, saldría del Acuerdo de París. Y, en su campaña, ha prometido terminar con el “activismo medioambiental” y podría ser que destituya el Ministerio de Medioambiente.

En este contexto, y bajo la aceptación de muchos militantes del partido de Bolsonaro, se intentará industrializar el Amazonas. Si bien la palabra “industrializar”, puede relacionarse con el crecimiento o el avance de una zona, en este caso significa la tala indiscriminada de árboles en la zona tropical más grande del planeta.

En la década del 90´ la selva del Amazonas absorbía 2.000 millones de toneladas de CO2, pero ahora se redujo a la mitad. Bajo esta amenaza, la duda radica: ¿Qué se puede esperar si sale del Acuerdo de París?, teniendo en cuenta que Brasil generó esa tala y contaminación, dentro de los consensos internacionales. ¿Será peor?

Estas son las políticas ambientales en Brasil, en donde se plantea un panorama global muy negativo, ya que dos potencias del mundo se están oponiendo contribuir con el cambio climático sin importarles el desarrollo sostenible ni la contaminación. Parece que todo irá a peor.

Jair Bolsonaro ganó la segunda vuelta el domingo pasado, pero el 1 de enero de 2019 asumirá oficialmente el máximo mando en Brasil.

Y tú, ¿estás a favor de que Bolsonaro aplique estas políticas ambientales en Brasil?