En relación al día del correo buscamos tres de las tantas historias que tienen vividas los carteros del barrio de Pueblonou, Barcelona, y las publicamos por las redes sociales del Archivo Histórico del barrio
La comunicación era muy lenta. No existía ni What´s App, ni celulares, ni teléfonos fijos. La única forma de que las palabras viajes por kilómetros eran a partir de la redacción, el sellado y envío de la cartas mediante el correo. Un proceso lento que hace 144 años decidieron organizarse para agilizar el envío y que las palabras empiecen a viajar más rápido.
El 9 de octubre de 1874 nació la Unión Postal Universal, en donde decenas de países se organizaron para hacer más eficiente la comunicación. Pero el paso del tiempo evolucionó los canales y aquellas cartas de guerra o declaraciones de amor, se convirtieron solo en facturas de servicios o envío de elementos.
El trabajo cambió, la modalidad cambió, pero aquella fecha se sigue recordando como el día del correo. Por eso, desde el Archivo Histórico de Pueblonou, fuimos a buscar a tres de nuestros veintidós carteros, para que nos cuenten una de sus tantas historias:
Sentimientos cruzados: entre el amor y el deseo
Jose María 59 años. Está en el correo hace 40 años
Dentro de la misma zona de envíos, convivía la madre, el hijo y la novia de este último. Los tres en distintos domicilios, pero siempre había una carta que iba de una casa a otra. El trayecto era el mismo. De la casa del hijo a la de su novia. El amor y la sonrisa con que está chica recibía con correspondencia, marcaba la relación que estaban teniendo, pero se contraponía a la madre en cuestión. Cada vez que la señora veía a José María, le decía: “Oye, ¿no tienes una carta para mí? Mi hijo vive en el mismo barrio y no me escribe nunca”.
Escuchar y callar, mantenido la serenidad, jugando entre la verdad y la mentira, también es parte de la función del cartero.
Nada personal
Isabel 59 años. Está en el correo hace 15 años
Las puertas se cerraron. El ascensor comenzó a subir mientras Isabel chequeaba la letra del piso a donde tenía que dejar esa correspondencia. De un segundo para el otro, el elevador se detuvo y quedó entre dos pisos. Presionó los botones y no se movía. La desesperación, alimentada por el calor veraniego de la ciudad y el miedo de caer al vacío, no ayudó, pero no la vencieron. Se tranquilizó y empezó a pedir ayuda. Nadie la escuchó.
Cogió su celular y llamó a su supervisor, que este contactó a los bomberos, que a su vez hablaron al servicio técnico. Cuarenta y cinco minutos después, pudo salir y reencontrarse con su carro de correspondencia que también estaba sano y salvo en la puerta del edificio.
Los carteros no están exentos de los problemas del edificio, ni del calor, ni de los problemas de los vecinos.
Salvador
Miguel 58 años. En el correo está hace 40 años
Cerca del mediodía, le tocó entregar una correspondencia a una farmacia. Miguel entró, saludó y notó que algo no estaba bien. En el local solo había una clienta, vestida con ropa árabe, y la hija de dueño quien estaba atendiendo. Realizó su trabajo y se marchó. Al salir, reflexionó y decidió confirmar que realmente haya sido un mal presentimiento. Al preguntarle a la clienta si todo estaba bien, le respondió agrediéndolo, primero de forma verbal y luego le pegó con su puño.
Miguel la redujo y la sacó afuera, mientras esperaba que la Policía llegue. La Guardia Urbana realizó su trabajo, aunque gran parte ya lo había hecho el cartero del barrio. Ahora, cada vez que camina por esas calles los vecinos le ofrecen cervezas.
Tanto Miguel como sus compañeros viven situaciones que muchas veces no buscan y sobrepasan su labor, pero intentan ayudar. Porque antes de ser cartero, son personas.
Tres testimonios que reflejan, en parte, su múltiple rol. No solo con la serenidad que se los observa caminar, sino también con la empatía. Algunos pasan más imperceptibles que otros, pero se los sigue reconociendo por su labor, por sus kilómetros caminados y por seguir siendo, en algunos casos, el puente de un mensaje. Y por eso y por tantas cosas más, digámosle FELIZ DÍA.
Artículo publicado en partes en el idioma catalán en el Facebook del Archivo Histórico de Pueblonou.